NOSOTROS Y LOS DEMÁS: CÓMO LAS REDES SOCIALES CONDICIONAN QUIÉNES SOMOS
INTRODUCCIÓN
Que las personas cercanas a nosotros, tengan alguna influencia en cómo nos comportamos es algo relativamente obvio. Basta pensar en cómo nuestro comportamiento cambia (de manera más o menos marcada) en función del tipo de personas con las que estamos, o cómo han influido en nuestra manera de ver el mundo las creencias dominantes en nuestro entorno familiar. No obstante todo esto parece evidente, el estudio de las redes sociales y de las relaciones sociales mediante el uso de modelos matemáticos es bastante reciente. Entre los científicos que se ocupan de este tema, destacan dos investigadores: el profesor Nicholas A. Christakis y el Profesor James H. Fowler. En esta publicación, se expondrán algunos elementos generales derivados de la investigación de estos científicos.
En primer lugar ¿Que son las redes sociales? y ¿Cuáles son sus características o rasgos generales? Según Christakis y Fowler, una red social se define como un conjunto organizado de personas formado por dos tipos de elementos: los seres humanos que las componen (que constituyen los nodos de una red) y los vínculos interpersonales (las conexiones entre nodos). Estos autores, definen las redes sociales como un superorganismo, una estructura emergente que posee características diferentes de los elementos que la componen, cuyo rasgo característico es el contagio (entre los puntos interconectados) de lo que fluye o circula por la red (puede ser una enfermedad, pero también patrones de conducta, creencias o estados emocionales).
Figura 1. Ejemplos de redes sociales
LAS REGLAS DE LAS REDES SOCIALES
Ahora bien, la pregunta que surge espontánea es ¿existen reglas que rigen una red social? La respuesta a esta pregunta es afirmativa, en concreto Christakis y Fowler describen cuatro reglas principales:
Ahora bien, la pregunta que surge espontánea es ¿existen reglas que rigen una red social? La respuesta a esta pregunta es afirmativa, en concreto Christakis y Fowler describen cuatro reglas principales:
- Las personas dan forma a su propia red: en síntesis, esta regla indica que la estructura de una dada red social estará influenciada por los rasgos de los individuos que la componen (como por ejemplo ser más o menos sociable, el tener una familia grande o pequeña o tener un trabajo que favorece las relaciones interpersonales). Una característica de los seres humanos, que influencia las estructuras de las redes es la homofilia, es decir la tendencia a asociarse con personas que se parecen a nosotros.
- Las redes dan forma a las personas: según esta regla, el lugar que ocupamos dentro de una red social afecta a quienes somos. Por ejemplo, si ocupamos un punto central en la red donde las personas que conocemos se relacionan entre sí, seremos más vulnerables a todo lo que circula entre las conexiones de la red (sea información o el virus de la gripe). Los dos autores citan un estudio hecho en Noruega sobre las diferencias de C.I entre hermanos. Desde hace algún tiempo, se sabe que los primogénitos suelen tener un C.I más alto (de algunos puntos) que el segundo hijo, que a su vez tienen un C.I más alto que el hijo nacido en tercer lugar. Lo que resulta interesante, es que si durante la infancia del segundogénito el primogénito muere, el C.I del primero aumenta y se asemeja al C.I del segundo. Esto, revela el efecto que puede tener nuestra posición dentro de una dada red social (en este caso una red familiar).
- Los amigos nos influyen: lo que esta regla indica, es que dada la tendencia de los seres humanos para influenciarse mutuamente y para imitarse entre sí, las personas con las que nos relacionamos influirán en nuestros comportamientos , emociones y creencias. Por ejemplo, si un estudiante universitario tiene un compañero/a de piso estudioso/a, él también se vuelve más estudioso. Durante una cena, las personas que se sientan cerca de una persona que come mucho, comerán más.
- Los tres grados de influencia: según esta regla, no nos vemos influenciados únicamente por nuestros amigos, sino que los amigos y la familia de nuestros amigos también pueden influenciarnos. Este fenómeno, es conocido como difusión hiperdiádica, o la posibilidad de que los efectos (comportamientos, estados emocionales, etc…) pasen de persona a persona más allá de los vínculos sociales directos. A partir de esta observación, Christakis y Fowler desarrollaron la Regla de los Tres Grados de Influencia. Según dicha regla, lo que hacemos o decimos se propaga por la red afectando a nuestros amigos (un grado), pero también a los amigos de nuestros amigos (dos grados) y por último a los amigos de los amigos de nuestros amigos (tres grados). Del mismo modo, nosotros también podremos vernos influidos por personas situadas a tres grados de separación. Al parecer, la razón por la cual la influencia se difunde (de manera decreciente) hasta tres grados de distancia, es que la fidelidad (o capacidad de copia) de la información decae a medida que se transmite. Este fenómeno, es conocido como decadencia intrínseca, y parece afectar a todo elemento que se transmite dentro de una red social.
UN EJEMPLO CONCRETO: LAS REDES SOCIALES Y LA OBESIDAD
Como ya se ha mencionado, las conductas pueden contagiarse y algunas de estas pueden tener efectos considerables en la salud. Un ejemplo claro, son los hábitos alimenticios en cuanto estos pueden fomentar la difusión de la obesidad. Dada la amplia difusión de este fenómeno en Estados Unidos, Christakis y Fowler estudiaron el cambio en el IMC en un conjunto de 5.124. A nivel visual, los resultados pueden verse en la figura 2. Observando este gráfico, se evidencia que hay grupos de individuos obesos y grupos de individuos delgados, y que dichas agrupaciones no se deben al azar. De hecho, estas agrupaciones siguen la regla de los tres grados, es decir que es más probable que algunos amigos, amigos de los amigos y amigos de los amigos de los amigos del obeso medio, también presenten un IMC elevado. De manera más específica, se ha podido concluir que las variaciones de peso no dependían de factores ambientales (como por ejemplo vivir cerca de un restaurante de comida rápida), sino que se podía explicar en función del vínculo de amistad. En concreto:
- Cuando el mejor amigo de alguien engorda, su riesgo de engordar se triplica.
- Los mejores amigos ejercen en alguien el doble de influencia, respecto a los amigos que la persona considera sus mejores amigos pero que estos a su vez no los consideran mejores amigos.
- Por último, el efecto de las personas que consideran a alguien un amigo pero cuya amistad no es correspondida, no ejercen ninguna influencia.
Figura 2. Redes sociales y obesidad*
*El color del borde de los círculos indica el sexo (rojo para mujeres, azul para los hombres); el color del relleno de los nodos indica obesidad (amarillo para un IMC de 30 o superior, verde para IMC menor de 30); los tamaños de los nodos son proporcionales al IMC y el color de los vínculos indica el tipo de relación (morado para amigos o cónyuges, naranja para familiares).En distintos puntos de la red, puede observarse cómo los individuos obesos y los no obesos tienen tendencia a formar subgrupos.
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CONCLUSIÓN
Como puede verse, las personas con las que nos relacionamos y la posición que ocupamos en una red social, pueden influir profundamente en lo que somos, en cómo nos comportamos, en lo que creemos y en lo que sentimos. Ahora bien, resulta relevante matizar que Christakis y Fowler no proponen un modelo determinista, sino más bien un visón probabilística. Esto, quiere decir que si nuestro amigo engorda nosotros no vamos a aumentar de peso de manera inevitable, sino que simplemente aumentan nuestras probabilidades (es decir puede pasar o no, dependiendo de nuestras características individuales como por ejemplo tener una fuerte creencia sobre la necesidad de comer de manera saludable). Por último, si se desea profundizar en el tema se aconseja la lectura del texto indicado en la bibliografía citada.
Bibliografía citada
Christakis, Nicholas A. y Fowler, James H (2010).Conectados: el sorprendente poder de las redes sociales y cómo nos afectan. Madrid: Santillana Ediciones Generales, S.L.